Recibí una llamada de un cliente con quien llevo trabajando más de tres años, de manera muy disgustada me cita a su oficina para informarme que se pasa para la competencia.
En mi revisión de planes analicé todas las condiciones de mi cliente, pero no revisé qué había hecho en la última visita. Al momento de iniciar la cita me dijo que no había recibido el acompañamiento que le había prometido, que la dejé sola al momento de tener que tomar una importante decisión, y yo no recordaba qué le había prometido, no estaba segura de si lo que decía era cierto o no.
Luego revisé los registros y reportes y me di cuenta de algo, sí la había asesorado, pero vi que tenía una interpretación diferente porque yo no realicé el resumen de acuerdos. A mí me quedo claro que brindé la asesoría necesaria pero mi cliente pensaba que yo me encargaba de todos los trámites de su decisión, no fui clara con ella y finalmente quedó con la sensación de que yo no estaba en el momento requerido.
Por estos motivos, no haber hecho la revisión de planes incluyendo los registros y reportes, además no haber aclarado en el resumen de acuerdos las condiciones de la asesoría, perdí en una cita a un cliente con quién había construido una relación por más de tres años.
Entrenador Gabriel Jaime Soto, Estrategia en Ventas.