En una empresa muy cercana a mi compañía, me contactaron para hablar con la contadora, ejecutiva con mucho poder en la organización, coordiné la cita y le pregunté el motivo de la reunión, me comentaron que era para asesorar en los servicios que presta mi compañía a un empleado con muchos años en la organización al cual la contadora apreciaba mucho.
Asistí a la cita con todo muy bien organizado, hice mi lista completa, tarjeta en el tarjetero y billetera, la publicidad en el carro, llegué y realicé el saludo corporativo, hice el chequeo del tiempo y las personas… en ese momento llamaron al empleado e inicié la reunión con él y la contadora.
Él estaba afiliado a la entidad del estado, lo asesoré con pensión y cesantías, la contadora tenia las cesantías en otra compañía y las quería cambiar. Realicé la propuesta, cerramos el negocio, hicimos un resumen de acuerdo y ella decidió realizar el traslado. Practicamente se obtuvo la mejora en el resultado de las visitas de ventas.
Hablo de una empresa a la que no podíamos entrar y la razón es que no habíamos contactado a la contadora quien era la que tomaba las decisiones, no la administradora.
Si la contadora no nos hubiese llamado, probable no estaríamos con las puertas abiertas en la empresa.
Entrenador Gabriel Jaime Soto, Estrategia en Ventas.