Realicé una visita a un cliente muy importante, ya había tenido con ellos un proceso extenso y estábamos a punto de cerrar el negocio.
Al iniciar la visita le pregunté a mi cliente -¿de cuánto tiempo dispone para nuestra reunión?- y el cliente responde -“Separé toda la mañana, quiero que revisemos el contrato, funcionamiento y garantía de los productos”-. No me esperaba semejante respuesta pues tenía otra visita programada en las afueras de la ciudad.
Opté por cancelarle al segundo cliente con consecuencias tediosas pues los viajes a esta zona los programo una vez al mes, así que tuve que financiar un viaje extra.
Afortunadamente realicé el procedimiento de chequear el tiempo, pues de lo contrario hubiese tenido que programar una nueva reunión con este importante cliente y postergar aún más el cierre o peor aún, perder el negocio.
Entrenador Gabriel Jaime Soto, Estrategia en Ventas.